De tanto en tanto, en un
estallido de luz, me renuevo, y los eones que llevo en mi florecen en fresca
brisa. Vagabundeo por la existencia. Lo que es y lo que fue. Lo que será. Todo
al unisono, como un coro de espigas al viento. Despliego mi aliento en tu polvo.
Vives ahora y a la vez eres solo un recuerdo. Todo equilibradamente frágil. Por
eso te amo.
Recuerdos , voces,
susurros, roces. A lo lejos te veo venir. El viento sopla. El polvo se agita.
Hace mucho que no estás aquí. Ahora somos uno. Siempre he sido y siempre seré.
Me lanzo a la
negrura del espacio y camino junto a mil soles. Pasan a mi lado mudos y con la
equivalencia de faroles en la noche. Mas rápido y más recorro en circulo el
universo mil veces en un pestañeo. Despliego mi ser en una lágrima, infinitos
mundos contenidos en el.
Incierto en mi voragine se cruza
la imagen de ti, existiendo. Caminando. Latiendo. Tan frágil. Y te amo. Te
cubro con mi manto.
Cierro mis sentidos
y queda a oscuras todo. Los planetas dejan de rotar y los soles alumbrar.
Meditaré en ti. Siento que me llamas aunque no estas. Me llamabas el gran
espíritu. Te oía a lo lejos y como te venías acercando. Trueno. Relámpago. Un
pajarillo en la inmensidad del bosque le canta a la vida. Como tu lo haces
ahora. Lo hicistes y lo harás. Inserto alma en tus labios, vives.
Danzas al son de
tambores, tu y los tuyos se preparan. Doy un doble giro en el cosmos y me
dirijo a tu estrella. Y estoy. La lucha por el sustento fue concluida con
éxito. Has aprendido a dominar a otras especies y hacer de su carne uno solo
contigo. Ahora el animal danza en tu interior, unificándose. Te lo doy todo, mi
jardín lejano y más hermoso. Sus cristalinas y dulces aguas. Desde hoy vendré a
visitarte todos los días.
Te observe en
silencio horas, años, un instante. Observaré. Te miras en el reflejo del agua.
En mis ojos existes, en mis labios tu expiras. Se que piensas que es corto el
amor, pero es una eternidad, de verdad. Y que a su vez hay mundos de sombras de
los que traicionan con un beso, donde almas en pena sollozan. Siempre
repitiendo, te quise, me quisiste. no olvidé, no estuviste.
No me busques con
la mirada, estoy dentro de ti. Una partícula de luz te creo. Mi luz te
encendió. Juntos brillamos en un amanecer, caminando sobre la arena y el mar.
Refrescaba nuestros cálidos pies. Lo olvidaste. Escucha el susurro, no es el
viento, soy yo. Recuerda. Luz.
Voz que traspasa el
velo del tiempo.
Y mutando en mi
reflejo, pasan las estaciones del año. Dancemos.
Desconcierto
tienes. Busca la perfección en el silencio, profundo, donde el fuego no quema,
aliento de rocío, cálido. Siente, brilla la galaxia. No tengo nombre porque soy
todos los nombres. En cíclica rotación. Vi nacer un sol y lo vi derrumbarse.
Contemplé. Sigiloso, pulsaste vanas miradas en los tuyos. Date cuenta que el
límite no está en el horizonte. Alquímico ser.
Apaga todo,
silencia todo, olvida tus latidos y escucha mas allá, soy una música lejana, me
escuchas? me escuchaste alguna vez? Escucha mis notas. Son lejanas, recordarás.
Belleza arcaica, el
origen por eras y eones. Plácidos nos encontramos entre las silvestres hierbas.
Arremolina tu vibración e impulsala en unión al todo. En los escalones de
piedra de la gran torre están los símbolos dibujados con tiza. Tu ya los has
visto. Asciende contemplándolos. Con tranquilidad y cuidado llegaras. Descifra
los arcanos ancestrales con la sabiduría de tu quietud. Pirámide de
Qaholom.
Sabrás que es tu lengua materna. Desde los albores
sempiternos del tiempo te llamo. Unidos en un segundo de eternidad. Regresa al
origen, renovado, robusto, trasmutado. El granito de arena esta en el
aire, a punto de unirse al todo nuevamente… Descifra el delirio infinito. Te
reconfortará.
En la cima del gran
monte. En el filo. Contemplando juntos la selvática morada primitiva. Eres en
verdad, la ancianidad del tiempo. Tus blancos cabellos llegan al piso rocoso.
Siempre vuelves a tu morada por momentos. Pero nunca en realidad te has ido.
Solo te has perdido en tus pensamientos de vida. Hablamos en una
lengua que solo entiendes cuando regresas. Nunca te he dejado. Siempre estoy
para confortarte.
Dancemos una vez más.
Jorge Martínez Lecaros
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