Director: Isabel
Coixet
Una secreta y
profunda pasión amorosa marca la vida de un joven médico y hará tambalear las
existencias de todos los que tienen a su alrededor. Matilde, una joven que se
entrega ciegamente al hombre equivocado ve envuelta su vida junto a la de otras
personas que desemboca en distintas encrucijadas personales.
A lo largo de una noche en la
España del siglo XVIII, un anciano revela a un joven su secreto: tiempo atrás,
en una pequeña aldea en la que ejerció de médico, se enamoró de una mujer,
Matilde, que moría de amor por otro.
Su profunda y silenciosa pasión hizo temblar los
cimientos de aquel pequeño universo habitado, entre otros, por la joven
entregada al hombre equivocado, y por la misteriosa y seductora Valeria. Ellos
dan visa al complejo mapa de los sentimientos humanos, en el que el amor es, a
la vez, enfermedad y medicina.
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Siglo XVIII. Un hombre mayor
narra la historia de su gran amor de juventud a un joven, cuando era un joven
médico que sentía un profundo y secreto amor por Matilde. Pero ella ha
entregado su amor al hombre equivocado. Su pasión comenzó en la infancia cuando
conoció a Valeria, una bella y enigmática mujer que vive junto a su padre -un
preceptor de esgrima- en el pabellón de esgrima.
Descubierta con el más que
interesante drama romántico "Cosas que nunca te dije", sobre el amor
y otras soledades, Isabel Coixet da ahora un (aparente) giro a su carrera, con
más medios y vistiéndose de época, pero en realidad visitando el mismo
escenario: el de los sentimientos, sobre todo el de los sentimientos amorosos
no correspondidos, sobre los que se cimenta la mayor parte de los relatos
románticos desde que el mundo es mundo.
Un hombre ama a una mujer, que a su vez ama a otro hombre, quien ama a otra:
sobre este nudo, no por menos conocido menos impactante a poco que se haga con
talento, forja Coixet un sólido melodrama, que comienza algo titubeante pero
que, a partir del episodio del encuentro entre los amantes esgrimistas, alza el
vuelo y se convierte en un hermoso y (como no) doloroso cántico al amor sin
correspondencia. Con momentos de una intensidad extraordinaria, sin embargo no
siempre Coixet brilla a igual altura, sobre todo porque algunos actores
(mayormente los jóvenes protagonistas Freytez y Moreno) no dan la talla en unos
papeles que hubieran requerido de un voltaje de tensión emotiva que,
evidentemente, no poseen.
Ello no desmerece, sin embargo, en una atractiva película, bien contada y
conducida por ese maestro de la interpretación austera y de la voz espléndida
que es Julio Núñez, una obra sin duda de interés que ratifica que en Isabel
Coixet hay una directora especialmente dotada para tratar los asuntos del
corazón desde una perspectiva sutilmente diferente.
Dicen que a través de las
palabras, el dolor se hace más tangible. Que podemos mirarlo como a una
criatura oscura. Tanto más ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos. Pero
yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado
es el más cruel, el más hondo… el más injusto.
Hay nubes grises que cogen su
color al estar cerca de la luna. Hay nubes sin sombra. Hay nubes densas,
blancas y brillantes cuyos bordes se tocan. Hay velos blanquecinos formados por
cristales de hielo. Nubes como rebaños. Hay nubes negras como montañas oscuras,
que en unos instantes cubren el cielo y anegan la tierra de lluvia…..
"Hay lugares que encierran
de una manera especial los momentos que hemos vivido en ellos, y cuando
regresamos ahí están, listos para ser revividos, intactos, ¿sabéis cuándo la
pasión se transforma en amor, y cuándo el amor en pasión, cuándo cruzamos la
frontera que separa un ser del otro y no podemos regresar...?¿En qué momento
cristaliza... en qué momento cualquier voluntad nos abandona, en qué momento el
amor y dolor se mezclan tanto, tanto... que nadie ni uno mismo puede distinguir
donde empieza uno y acaba el otro?.. "
"Hay nubes como velo de
cristal y nubes pesadas como castillos. Nubes que nos recuerdan la cara del ser
que amamos y nubes con rostros que no queremos recordar. Siempre viví mirando
al cielo y nunca encontré dos nubes idénticas. Así quiero morir. Mirando las
nubes y buscando la pregunta a una respuesta que no conozco"...
A
los que Aman
Con la llegada del estío,
nuestros hijos disfrutan con intensidad las vacaciones, conocen nuevos amigos y
¡quién sabe!, descubren el amor de su vida.
Encontrar ese AMOR en la infancia
es lo que le sucede a nuestro protagonista de la película que recomendamos: A
LOS QUE AMAN (España 1.998, 97 min., para todos los públicos). Esos
primeros ademanes, modales, etc., pueden llegar como mensajes a la persona
amada y ser correspondido... o no.
Los personajes conviven con
infinidad de preguntas: ¿Es el Amor una competición?. Éste sentimiento ¿es una
mezcla de bienestar y dolor?. ¿ Puede ser tan devastador?. El miedo ¿puede
paralizar llegando incluso a arruinar la existencia?. ¿Qué vida se elige:
diáfana o de niebla?
El mensaje del film se podría
resumir de esta manera: ¿es preferible vivir con un ideal toda una vida, en vez
de enfrentarse con la realidad?.
El protagonista transita su vida
de una forma muy sui géneris como refleja la obra La Divina Comedia de Dante
(infierno, purgatorio y paraíso), presente en la película. Observa mucho el
Cielo, deambula por la Tierra, pero vive "su" Infierno, "
buscando la pregunta a una respuesta que no conoce."
Su profunda y silenciosa pasión hizo temblar los cimientos de aquel pequeño universo habitado, entre otros, por la joven entregada al hombre equivocado, y por la misteriosa y seductora Valeria. Ellos dan visa al complejo mapa de los sentimientos humanos, en el que el amor es, a la vez, enfermedad y medicina.
Un hombre ama a una mujer, que a su vez ama a otro hombre, quien ama a otra: sobre este nudo, no por menos conocido menos impactante a poco que se haga con talento, forja Coixet un sólido melodrama, que comienza algo titubeante pero que, a partir del episodio del encuentro entre los amantes esgrimistas, alza el vuelo y se convierte en un hermoso y (como no) doloroso cántico al amor sin correspondencia. Con momentos de una intensidad extraordinaria, sin embargo no siempre Coixet brilla a igual altura, sobre todo porque algunos actores (mayormente los jóvenes protagonistas Freytez y Moreno) no dan la talla en unos papeles que hubieran requerido de un voltaje de tensión emotiva que, evidentemente, no poseen.
Ello no desmerece, sin embargo, en una atractiva película, bien contada y conducida por ese maestro de la interpretación austera y de la voz espléndida que es Julio Núñez, una obra sin duda de interés que ratifica que en Isabel Coixet hay una directora especialmente dotada para tratar los asuntos del corazón desde una perspectiva sutilmente diferente.
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