I
La inmensidad ante tus
ojos, minusválida se tiende en el suelo
dejándome en millones de
partículas abiertas en el aire
me despeja el vuelo, incitando en caracol al viento
nos vamos tiñendo de verde
fluorescencias
que gimen y se comprimen.
II
Puntos dibujados por
debajo de la piel se ahogan en estos besos
bajo el significado de tus
inventos y proezas
aquellos que predicen el
delicado croquis
del fuego sobre mi
espalda
tus efervescentes
dedos
III
Sus trazos más vivos,
consumes en cada poro la vertical sonrisa.
Extasiados los sentidos, me
defines nítida, de maduros nísperos
el roce aliento muy cerca,
y sostenida en el vuelo
me encumbras... fugaz brillo el de tus ojos
impacientes .
IV
Y las horas nos celan de todo aquello que
parece inerte
con sus murmullos de dócil
espuma blanca
vienes y vas al compás, lejos del alma
esa luminosidad que nos
ciega
breve centelleo.
V
Vida de mi vida no se
gastan sobre ti, todas las cosas
mi cuerpo lejos del tiempo yace sin vida de todo
lo efímero es un manojo de espasmos
mi cuerpo lejos del tiempo yace sin vida de todo
lo efímero es un manojo de espasmos
de fantasmas, giro en mi
mortal ironía
VI
Estoy desierta de miradas
buscando solo restos
solo polvo, en al aire la
nada aturde
Misteriosa errante de
catacumbas
está la humedad de la
tierra
Te llamo y me
escuchas
VII
Se obscurece de cálido
ardor aquella alegría definitiva sobre cada frecuencia
del cuerpo que habito, me
niego a la espera con los años y las vidas
colisiono, ante el calor
por los poros llámese deseo
repasé el sudor forjando
cauces con mi lengua
en la mudez de las palabras
me mirabas.
VIII
Cuántos años han pasado
desde la última vez, que logramos
mirarnos como ayer, cuando
sin vida éramos un lugar
absoluto despoblado sin
forma en el espacio
en el que las horas no eran
tiempo
y tú y yo florecíamos uno.
VX
Disimulando y desmantelando
todo a su paso regresas a apartar el sol
de todo lo que en el aire
se distingue. La más esencial resistencia
donde haces invisible a
cualquier mortal
Eterno con la fuerza divina
de un Dios
Silencio dicen tus besos.
X
Mis pasos salpicaban… aún
se reflejan las estrellas
Por arte de magia recién
encendidas
la tarde dormida, el sol y
la luna
me detiene la
tranquilidad
en la que hoy vives.
XI
Mientras ronda la
sarcástica peste del anonimato de los románticos,
croquis simétrico las
líneas de tu rostro mi semblante pálido,
aludiendo, aislando a medias los
contrastes del escarlata
al purpura sobre mi piel,
maquillo la profundidad
de la mirada.
XII
Los caminos por donde las
lágrimas una vez se embaularon
ocultando el manoteo
innegable de mi corazón distraído
enternecido, caprichoso y
conquistando
valerosamente, esperando el
roce.
La penumbra de miradas
agudas.
XIII
Tu un
continente cristalino, flores secas como hojas que crujen
Te recuerdo al pie
despiadado de aquel bosque espía
las hojas danzaban en la
corriente otoñal del sur.
Delineaste mi espalda con
tus manos suaves
no me dejes ir de ti, mis
pies están cansados.
XIV
De tantas vidas buscarte,
de tantas almas quererte de tantos sueños mirar a los ojos, recuerdo tus
colores, tus nombres, tus miradas te he llamado y giraste al verme.
Eras las estrellas a mi pies, deslumbrando con el fulgor
Eras las estrellas a mi pies, deslumbrando con el fulgor
que tiene la vida cuando te
acuerdas
de la tierra en pleno
vuelo.
XV
Así también vendrás acá,
donde te pertenece el mundo
que te he regalado, que aun
así sin creerlo sigue intacto
y protegido de toda especia
viva, solo para que tus
ojos puedan ver más allá, y
naturalmente
por un momento ser míos.
de
Ana Mendoza
Hoy 13/02/2013
en Trujillo Venezuela.
A
ti Jorge Martínez Lecaros
A
Tus ojos de lunas sobre el mar y esa inmensidad del alma que impregna me
lleva al horizonte.
En respuesta a Crónicas Sincrónicas de un Corazón.
En respuesta a Crónicas Sincrónicas de un Corazón.
Tú
estabas allí. Mirándome desde tus sueños, esperando mi mirada
Esperando...
lo recuerdo siempre atento a cada sensación de la piel.