acechando
los tuyos
ya nada duerme
las
puertas se abren,
las
hojas toman
el
crujiente color de la tarde
que espera,
sin molestos retoques
sin molestos retoques
sin harapos
más que la
piel
tu
aliento otra vez
espantando
todo cuervo,
todo gato,
todo gato,
todo
susto del medio día,
a
media tarde,
a
media noche,
todo a
medias hecho trizas…
Trasteas
y buscas
bajo
cuáles sábanas,
las
calles vacías
las
ventanas a oscuras
las
luces de mis ojos titilan
que
malas costumbres decía mi abuela
la de
los bares de hoy,
y las
corridas reptiles
se
humedecen
nuevamente
mis labios
…comienzo….
Sigilosa quedo,
Sigilosa quedo,
tus
manos y sus huellas.
sus
huellas y la arena
Pareces
una araña.
Que
escala por mis piernas.
ebrio,
húmedo respiras,
subes…
por mas
a
oscuras
en la
escalera me detienes
donde
siempre soy tu piano.
Hablemos de transparencias
de la
carne íntima,
del
calor que inunda
las
calles por la noche,
de la
piel, del agua
la
curva de las gotas,
del
brillo cristalino y gris de la nubes
que se
deslizan por las zanjas de las calles,
de una
silla solitaria
y roja
en un monte.
Yo la
coloqué ahí para poder pensar.
La
dejé como recordatorio.
para
saber que tan importante
y
frágil es el color del deseo.
de
vivos movimientos como la sangre,
esa
que me hace sentir al borde
al más mínimo roce
de tu
mirada clara,
caminemos
apurados
a paso
lento, rítmico,
sobre chispas salpicados de agua de lluvia,
de
agua de mar, de sudor y de piel,
las gotas bajan
perfilando
tu nariz
mientras las nubes
oscurecen
tus ojos transparentes.
Cae la
noche bajo tu luz,
rojo,
negro, gris,
una
vez más me recordarás,
en una
silla,
en
algún rincón solitario,
saturado
de colores y sombras,
la fragilidad se vuelve impetuosa,
no
flaquea, se hace firme y se empina
me
invita a la silla donde estas
y ya
no hay color y nada alrededor,
solo
luz que ofusca,
camino en puntas
y te
miro frente a mí,
donde
me recuerdas al pasar
como
aquella tierna melodía.
El desierto se deslava con esas tormentas
y en
el aire a lo lejos brota
un
perfume de polvo
Bebes
colores con tu boca
y
quizás olvido el color
y
recuerdo tu boca cercana a la mía.
Tu boca me bebe
me absorbe y en un beso
que no ha de terminar
que no ha de terminar
para después del mas allá
me tienta de palabras inconclusas
te
miro en silencio
de flores a medio abril
mientras llueve fuera de tus brazos
a cantaros insistentes
que crecen y crecen
y se hacen ríos de ti y de mi,
esa misma torrencial incolora
que tiñe el aire de tu aroma
donde me detengo intentando
volver á tus ojos y ellos, ojos
vuelven a mí.
…porque las puertas de las
separaciones no tienen marco
…Puesto que aprendo a sumar las
divisiones
y las puertas sin marco se desvelan
y las puertas sin marco se desvelan
Entre
mis oídos vibra
lo que no es silencio aún,
el
rastro de los ríos cruzados
como
piernas amantes
se
traza en las hendiduras
del
desierto de mi piel,
y el látigo de la sangre es cielo manso.
Ausencias
y algo más
me
llevan a buscar cual cazadora
un
movimiento que te inmute,
espejismo
de trasnochos,
horas
pálidas, gritan el sabor, tu piel
que
derroche tus miradas,
que
descaro el de tus manos,
tu
boca oscila y sospecha
estos
amaneceres de soles
entre el espacio y el mar
entre el espacio y el mar
se
revelan las olas rudas
y con
ellas veo el contraste
de mis
piernas largas y lentas atadas
que
cubres de mi
el mar
muestra insólitos tropiezos,
piedras
erizadas
arrecifes orgullosos,
arrecifes orgullosos,
la
respiración se corta,
se
escucha, irrumpe el silencio,
me
incendia, de verde matiza mi mano… tu cabello,
no hay
prisa en el ardor del alba.
Caes
súbito, me desarmas de redes
como
peces mordaces
atrapados bajo el agua
atrapados bajo el agua
conjuros
burlados,
tú
cabello se enreda más y más,
apresas
mis dedos sin retorno,
molusco
delirante
hallazgo
que surco directo a tú mirada,
recorro la planicie y ondas
mientras
presto total atención a tus hombros,
miniaturas cabalgantes hipan.
miro
entre burbujas,
impregnas mi tez de colores nítidos,
traspasando
la contemplación final,
está
paz de no querer nada más…
Lenta
oscura me quedo,
hombre
entre las rocas defines el amor
comparado
a las gaviotas y el mar,
de arenas, mareas, peces brillantes,
aturdida
veo la orilla en el horizonte.
No
quedan recuerdos,
luces de neón,
luces de neón,
abierto,
cerrado...
Todo con un nombre soberbio,
Todo con un nombre soberbio,
aún
esos transparentes espíritus,
ocultos
del color, buscamos tonos para el amor,
lo
combinamos con las pátinas de tierra húmeda
cuando
tú mirada me descubre pérdida
que
tonos más hermosos
esos
que llevo encima por debajo de la ropa,
rozan
con tú piel de caramelo,
mientras
te envuelves de infinito mar espumante,
inquietas mi sensatez,
cuando
pintan sin querer
mi
boca de rojo tú cuerpo
Tus
palabras resbalan por mi cuello,
murmuran
y respiran mi olor embebiéndolo todo,
absorbo hasta
diluirte.
Con Andrés Orloswsky