Jorge
Martínez Lecaros
Caminos de
rayo, sobre el pasto a tu horizonte,
luz que
traza sendas y quema malezas en rectas.
Aullidos
lunares recónditos en el tinto de tus labios.
amo tu fuego
y ceniza y el polvo que serás.
Ayer besé tus fósiles huesos de futuros
brumosos.
todos tus
estados, posibilidades y tiempos
Constato que
en todos estás contenida.
Eres vida
fresca, creadora en poesía y movimiento.
Eras el
silencio y el viento,
esencias y posibilidades.
Avanzo al
tiempo en que tiernamente
acaricio tus
huesos amarillos,
por
atardeceres lejanos y secos,
donde el sol
ya no sabe de vidas.
Aun ahí
estabas en viento y caricias, en silencios y soledades que
entran y
agitan las mareas que cristalizan la luz de mis aguas,
mirándote, llorándote, riéndote...habitas
en mis ojos.
Monocromática tierra
reseca.
Miradas
refugiadas en negruras azuladas
de cielos
misteriosos y tierras hostiles, áridas y
fantasmas
lejanos, ecos distantes.
Explorando estoy, lo que fue y lo que será.
Ahora en
el origen, el principio:
el mismo
silencio!
Pero un
silencio alegre,
de un sol
apacible.
Tierras
nuevas y lluvias tibias,
reconfortan
danzando en piel,
limpiando mi
cuerpo,
Ahí escuche
decir mi nombre,
en el
silencio de la noche.
Y te busque
en la negrura,
indagando
con la mirada cegada,
Eras tú
hecha viento..
tú habitas
en el viento. Eso te gusta.
Hablas y
acaricias..
Y aunque
serás, ya eres.
Porque
siempre has sido.
Te gusta del
dinamismo lúdico del aire en movimiento.
Yo siempre fui tu compañero de juegos, al que
mas amaste.
Al que mas amas, al que mas amarás.
Recuerda las tardes eternas de juegos de los
mares de nubes rosa,
solo reíamos, y
nos deslizábamos por las laderas esponjosas de nubes.
Como en las dunas, subiendo y volviendo a
caer y riendo.
Muchos habitaron ahí. Pocos, muy pocos
recuerdan..
Para terminar, decirte que siempre has sido,
eres silencio y viento ahora encarnada en
poesía.
Eres una luz escondida misteriosa de
contornos arcoíricos,
como un faro en la nada.
Amo tu dócil aurora,
Amo la furia de tus vientos cuando me
extrañas.
Nos escondemos en el tiempo,
y dejamos al azar actuar.
Nos hemos reencontrado amor mío.
Vida de mi vida, de mis tiempos,
de mis nieves.
Fuimos un tiempo nieve también, lo
recuerdas?
En otros tiempos volveremos
a manifestarnos,
unidos, más unidos que nunca amor.
Con más influencia en las estructura de las
cosas.
Esa influencia irradia este tiempo.
Por eso lo sé.
Seremos más, cuando hayamos dejado nuestros
huesos tirados
en los caminos olvidados de tardes calurosas
y aburridas polvaredas.
Somos transformación, evolución, energía encarnada
que todo lo quiere ser.
Somos atardecer, vino tinto y cristal en lunas llenas,
cantos nocturnos, risas.
De pastos amables,
aplastados y tibios de nuestra influencia
de amores desnudos y fricciones palpitantes,
extasiados, de aberturas burbujeantes y
colmadas,
vapores candentes que degusta mi boca al
beber de tu néctar,
de restos de amor...
de madrugadas y de miradas conectadas en
espejos de alma.
Solo me pregunto, donde quieres ir hoy amor?
veamos desde la luna, como gira la tierra y
hagamos el amor.
Nos entregamos al caos y al azar,
pero siempre nos reencontramos.
Para mañana quiero ser una estrella de mar,
y quiero que tú seas el mar,
para danzar dentro de ti.
Para creer que puedo iluminar tus vastedades.
Mas no me recuerdes que las estrellas de mar
no iluminan.
Quiero ser imperfecto y que me ames igual.
Quiero que me ames de todas las formas.
Porque yo, de todas las formas te estoy
amando
e inventaré nuevas formas para amarte y
hacernos uno siendo dos.
SIEMPRE
Para mi inspiradora e instigadora, la mujer
que amo Ana Mendoza,
musa de mis sueños, esperanzas, realidades y fantasías.
Santiago 09 de febrero de 2013
Jorge Martínez Lecaros.
El texto original de este post es de Jorge Martínez
Lecaros
Algunas de las fotografías son del Señor Juan
Yanes y mías.
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