Argenis Jiménez es un tipo que se recorre Barquisimeto entero con una
pancarta en la cabeza que dice REPRESION EN LOS PSIQUIATRICOS. Caza protestas y
huelgas y va allí a apoyar a sus colegas gritando consignas y merodeando por
las cercanías, de forma que los periodistas tomen de forma clara y concisa el
mensaje en su pancarta en fotografías y reseñas. Argenis tiene por lo menos
unos 15 años caminando la ciudad con su rectángulo de cartón en la cabeza,
llevando su protesta pacífica y parsimoniosa a cualquiera que lo escuche. De
Cortázar no podría decir nada que ya no se haya dicho.
Este contraste puede definir de manera muy básica la mezcla que existe
en la obra de Ernesto Caldarelli.
La calle y la ciudad es una cantera
inagotable para cierto tipo de escritores. Recuerdo que en casa de un amigo en
común, con polarcita y escuchando “Here comes the sun” nos sentamos una noche
hace par de años a impersonar canciones mutantes de James Brown y Lila Morillo.
Ernesto Caldarelli, a quien me presentaron como “El Molusco” me dijo, entre
cualquier azar etílico nocturno, que le quedaba una copia de “Fractal”, su
libro. Cuando ofrecí comprársela, me dijo en burla que me la regalaba, que esa
joda costaba tres bolos, que ni pal pasaje. De allí que leí, releí y me estudié
las calles, personajes y encuentros, como una guía turística a ese Barquisimeto
de papel.
De igual manera, en la ecuación también se
encuentra entre cornetazos y humo de marlboro rojo, la melancolía, el amor y la
añoranza:
Simulada, la noche en mis bolsillos tan
llenos, tan vacíos.
Mis dedos van deslizándose hasta el fondo más
hondo,
más profundo. Cerrando el puño creo, que no
sólo billetes
y monedas quedan encerrados en mis dedos. Tal
vez tu cabello
se deje colar, junto a un leve aroma que me
traiga el
ruido de las avenidas en la madrugada.
Como último testimonio de este trabajo, dejo
el deseo metafísico, la reverberancia de la epifanía fortuíta y existencial,
esa que se manifiesta de pié, borracho/jalao/enchavao en cualquier reunión
improvisada con Patelefante y Sentimiento Muerto, como canal y escenario
general de la deconstrucción social juvenil Venezolana noventera:
Intento recordar en qué momento se dio el
intercambio de las cosas, tal vez fue cuando yo
estaba en el baño, o cuando fui a llenar mi vaso. Sólo sé que cuando volví ya
todo estaba en otro punto. Todo había cambiado sin cambiar, pues
las acciones y la música eran las mismas; al igual, las personas y el humo
de los cigarrillos.
Desde hace algún tiempo conocía ese librito, que no costaba lo que
cuesta un pasaje en rapidito de Cabudare a Barquisimeto. Consta de veintiún
versiones diferentes de la existencia Venezolana, una dedicatoria (o
repartidera de culpas, dependiendo de cómo se vea), prólogo y el manifiesto de un
colectivo al que Ernesto perteneció para entonces. Acá un fragmento:
SNAPSHOT. Somos la discontinuidad de lo continuo, una
manera de hacer escritura artística, que se busca en la simpleza de la
cotidianidad, en la marca de su tiempo, en el golpe que todos los días recibe
el individual íntimo de cada uno.
SNAPSHOT. Terrícolas
humanos, que vamos al chat, que encendemos la televisión, que nos amamanta el
sincretismo, que nos alimenta, el ser y el hacer urbano, con sus
transculturizados nervios, con sus resistencias, con sus apóstoles carroñeros,
con sus santificaciones cursis.
SNAPSHOT. Somos
de miserias y contramiserias, escritura. Libres de culpa, globalizados sin
complejos, hispanoamericanos, de esta parte de la aldea que inventó, con su
nacimiento, a la postmodernidad.
“Fractal” es un homenaje de 69 páginas al
grito, el disparo, los raspaos de granadina, los semáforos atestado de punkies
y rudeboys malabaristas, la Vargas con Venezuela, los personajes bukowskianos
de media noche, los botellazos catapultados desde el otro lado de la Libertador
en época de elecciones, la repartición equitativa y brechtiana de la salsa y el
rock desde Vulcano hasta Los Faroles y demás engranajes de esta ciudad
–fácilmente extrapolable a cualquier otra en Venezuela- en la que todos somos
cómplices de alguna historia imposible.
Puedes ver y leer los demás trabajos de
Ernesto en su blog,
al igual que descargar FRACTAL.
SOBRE
EL AUTOR
Juan Miguel Rojas (Barquisimeto, estado Lara, Venezuela)
1986. Músico, estudiante de Ing. Química,
docente y escritor. Director y músico del colectivo audiovisual Tan Frío el Verano. Algunos de sus poemas han sido publicados
en la revistas Pez de plata, Letralia: Tierra de letras, El Caracol de
Espuma y en diversos panfletos electrónicos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario