Todas tus complejidades, enredos y laberintos se borran con el amor:
Cuando amas en correspondencia constatas que tus complejidades eran solo un parche para tus miedos más profundos e incomprendidos en soledades.
Cuando amas en correspondencia constatas que tus complejidades eran solo un parche para tus miedos más profundos e incomprendidos en soledades.
Y en ese estado de amor verdadero, fluyes en el gozo de la verdad y luz libre que avanza en la simpleza de la perfección.
Poderosa e hidráulica, como un río.
Mas no sirve de nada cruzar diez mil kilómetros de desiertos, montañas y quebradas, si no te has encontrado a ti mismo.
En tu universo basto.
Como una oruga, detente y concéntrate en ti.
No te muevas… como capullo en la tierra.
Oruga de vidas lejanas.
Oruga de vidas lejanas.
En melodía del piano fantasma, de noche en vela.
Ilumina hasta lo más íntimo y recóndito.
Luego podrás salir al mundo a amar, en eclosión de mariposas.
Álzate a las nubes en trayectoria libre a tu sol negro.
Ama al camino pedregoso, pues será del que mas aprenderás.
Te verá encontrar miradas: reflejado en alguien más.
Y en esa correspondencia sentirás amor.
Encontraras ese destello efímero.
Luego no te entristezcas de lo perecedero e imperfecto.
El amor es cosa de dioses.
El amor es cosa de dioses.
Solo exprímelo desde su raíz, hasta tus labios jadeantes y ansiosos en vapores profundos y secretos.
Bébelo gota a gota hasta que se seque.
Eres trashumante de rastrojos de amor.
Una mirada, una caricia.
Una mirada, una caricia.
Un estar en silencio basta, en lejanías cómplices.
Besaré tu ombligo
Y habitaré hasta tu espalda
con mi lengua rubí.
Beso de durazno en flor
en brisa de vaivén
de mares distantes,
y barcos antiguos.
Sangre purpura secándose
en tus alas de tarde sol.
Descubre mi continente extraviado
y te regalaré el fruto escondido
de mi jardín selvático.
El maíz inti.
Anoréxico de maravillas.
Ni las quiero así.
Si no estás aquí.
Y me pierdo en los templos de dioses olvidados hasta tu llegada, a mi confín.
Cíclicamente llegas como en mareas de besos, con tus ojos silentes y de brillos traviesos.
Eres exquisita, inquieta y erudita.
Frescura de besos, manjar de la mañana y almuerzo.
Tu brillo en mi interior estelar, en el cenit de mi cielo-alma firmamento, que eclipsa mis estrellas-átomos con tus fulgores recónditos.
Tu brillo en mi interior estelar, en el cenit de mi cielo-alma firmamento, que eclipsa mis estrellas-átomos con tus fulgores recónditos.
Ágata de fuego,
tu mirada.
En inflexiones de sol.
Tú mi estrella.
Jorge Martínez Lecaros
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