Alerta estoy de ser
sonrisa.
AnaMendoza

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viernes, febrero 10, 2012

Antes del amanecer




(Before Sunrise) es una película rodada en 1995. La película Antes del atardecer (Before Sunset,2004) es la secuela de este film.

La filmoterapia también consiste en hablar de esas emociones y sensaciones tan intensas y agradables que pueden llegar a evocarnos algunas películas. Y son las historias sobre el amor romántico las que más nos suelen llenar más en este sentido, el amor es parte de nuestra vida y define al ser humano de manera única y especial. Por eso al asistir a actos de amor romántico (no importa si hablamos de sus intensos comienzos o de sus tristes finales) y empatizar con los personajes hace que nos sintamos tan plenos y llenos de emociones tan intensas. La razón es simple, hacemos nuestra una de las mayores experiencias emocionales que puede experimentar el ser humano, el amor. Vivo leyendo nos propone en la crítica de esta semana un inmejorable resumen de las sensaciones que puede dejarnos esta gran película a través del amor romántico y sus primeros pasos. Que la disfruten

Yo, definitivamente, creo que existe algún tipo de magia.


Un día como otro cualquiera te levantas, te diriges hacia una jornada que acaba de comenzar, con tus pensamientos puestos en las cosas más prosaicas y simples. En realidad no se trata más que de hábitos repetidos constantemente. Piensas en tu ducha matinal, en la ropa que te vas a poner, en el desayuno y en el destino al que te vas a dirigir. El centro de estudios, el trabajo, donde quiera que te dirijas normalmente… O puede que estés haciendo algo distinto. Puede que estés viajando y te encuentres lejos del lugar que llamas hogar. En ese caso, estás pensando qué tren vas a tomar y hacia dónde. Te subes al tren y te acomodas voluptuosamente en el asiento, envuelto en ese estado de ánimo agradable que te acompaña cuando sabes que vas a pasarte horas a solas contigo mismo, sin hacer nada más que dejar a tu mente vagar, mirar por la ventanilla y sumergirte en la lectura de un libro. Sin más planes inmediatos que los de dejarte llevar hacia el próximo destino.

En ese momento, una chica se sienta cerca de ti. La miras, por el acto reflejo de levantar la vista cuando vemos que alguien se mueve. Ella también te mira. Y ocurre algo. Tu corazón es más veloz que tu pensamiento y ya intuye que este trayecto no se va a limitar a dejarte a solas. Antes de que puedas pararte a razonar, tu instinto está actuando por su cuenta, y ella percibe tu reacción. Tal vez sienta lo mismo que tú. Tienes que hablarle o morir ahí mismo, porque sabes que te arrepentirás durante todo lo que te quede de vida si no lo haces. Y lo haces. Estableces el contacto. Y ella te responde.

¿Quién no saltaría al vacío? ¿Cómo evitarlo? Es como tratar de evitar que suba la marea, o frenar la fuerza de una inundación.


Decir que en esta película he visto a dos personas que se enamoran en un día fugaz, sería decir poco. He visto el amor mismo. He visto su misma esencia. Lo he visto en su estado más puro. Puede tener mil caras, mil apariencias, pero en el fondo siempre es el mismo.


El amor que camina hacia el amanecer más hermoso del planeta. El amanecer que sólo pertenece a los amantes.

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