HORA
VEINTICUATRO
La
luz desemboca con sus dedos blancos en las barbas de un viejo que taconea sobre
la música. En la inquietud de la taberna una huella amarga ha endurecido mi entrecejo, una lúcida náusea
con el olor de las malas cosechas. Aguas oscuras que ahora tañen las cigarras
bajo el crudo cielo precipitado sobre los tejados. En la garganta resbala el
trago como la tristeza en el corazón del anochecer.
“…a orillas de este mar, mirando flotar grandes troncos/
acaso sin pudor oír crecer los días, cuando la soledad es un arco abierto sobre
el corazón, a principios de abril.”
Lecciones de fagot
Fernando Linero Universidad Nacional de Colombia
colección Poesía, Bogotá, 2004.
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