Alerta estoy de ser
sonrisa.
AnaMendoza

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martes, agosto 04, 2009

Jose Luis Hidalgo



Poeta, ensayista, pintor y grabador español nacido en Torres, Santander, en 1919.A pesar de su corta vida, está considerado como uno de los baluartes de la poesía existencial de la posguerra. A los dieciséis años empezó a escribir en El Impulsor y compartió sus preocupaciones literarias con José Hierro y otros destacados poetas con quienes brilló en la famosa "Quinta del 42". Después de obtener una mención honorífica por su libro «Raíz», hizo frecuentes viajes a Madrid para alternar en diversas tertulias poéticas.

En 1936 publicó «Pseudopoesías», a la que siguieron «Las luces asesinadas y otros poemas» en 1938 y «Mensaje hasta el aire» en 1938, libros de marcada tendencias surrealista. Lo mejor de su producción, «Los muertos», fue publicado después de su muerte acaecida a comienzos de 1947.

Este año se cumplen 60 de la muerte del poeta José Luis Hidalgo cuando contaba tan sólo 27 de edad. Se cumplen por tanto 60 años de la aparición de su último libro, el póstumo Los muertos, sin duda ninguna, uno de los más importantes y significativos de la posguerra española. Con tal motivo quiero hoy recordar al poeta y al magnífico libro que jamás llegó a ver impreso. En primer término está la memoria, esa consciente verbalización de nuestro tránsito, de nuestro discurrir vital por un tiempo que fluye acercándonos a un final inexorable y del que nada sabemos. Sin memoria no hay posibilidad alguna de iniciación a la muerte, y tampoco poesía. Poseer memoria es pensar en la muerte, y en consecuencia, nacer a la angustia vertiginosa de la existencia, a la razón de que se es para morir. Pues bien, planteadas las cosas en estos términos, creo que una de las mejores formas de acercarnos al Hidalgo de Los muertos, es hacerlo, al menos en lo que podríamos llamar un “primer plano” de lectura, teniendo muy en cuenta su conciencia extremada de que somos-para-la muerte, y por supuesto, teniendo también presente el profundo sufrimiento y las numerosas cuestiones que, ante perspectiva tan determinada y unívoca, debieron brotar a la vida en el interior del poeta.

NO
La noche te derriba para que yo te busque
como un loco en la sombra, en el sueño, en la muerte.
Arde mi corazón como pájaro solo.
Tu ausencia me destruye, la vida se ha cerrado.
Qué soledad, qué oscuro, qué luna seca arriba,
qué lejanos viajeros por ignorados cuerpos
preguntan por tu sangre, tus besos, tu latido,
tu inesperada ausencia en la noche creciente.
No te aprietan mis manos y mis ojos te ignoran.
Mis palabras buscándote, en pie, inútilmente.
La quieta noche en mí, horizontal y larga,
tendida como un río con las riberas solas.
Pero voy en tu busca, te arranco, te descuajo
de la sombra, del sueño; te clavo en mi recuerdo.
El silencio edifica tu verdad inexpresable.
El mundo se ha cerrado. Conmigo permaneces.

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