De repente te quedas dormido, y una tarita ronda sobre ti, invade el espacio que nos separa, se sumerge impaciente y se transporta en tu luz, queriendo encontrarte, te busca y te busca, cada noche como hoy, solamente soy una valiente guerrera que se toma la poesía en serio, que aun cree en el amor eterno, que se desnuda ante tus ojos y se entrega inmortal, para al mirarte mostrarte entera como se siente su alma vulnerable y pálida, desconcertada y perdida, cuando te pierdes de mis ojos para hacerle el amor a otra que nunca seré.
Esta noche sobre nubecitas negras me paseo en la sombras perdurables que no ha de saldar tus deudas, y no acabas de partir lejos, de irte de una vez y para siempre.
Mi alma quiere vestirse de estrellas brillantes, no despojarse nunca, y no disiparse, ser única Diosa de tus sueños, ser parte del deseo y de las ganas que te mueven y te invaden, ser el olor impregnado en tus sábanas, ser esa luna llena que miras hermosa, fragmentada e indefinida.
Te anclas por mis poros, me consumes en llamaradas de fuego puro, mis senos en gesto de ofrenda, quieren salir y saltar sobre tu pecho, mojarse de tus labios, fundirse bajo tu lengua y la suavidad de tus bordes que queman, no soy solo rosa o azulita, no soy invierno ni tempestades, no solo invento poemas tristes de amores imposibles, no solo salgo huyendo mientras vuelo lejos, algunas noches también me quedó con ganas de más, de hacer vibrar tu esencia, mientras te beso sin ahogo, sin miedo en un ilusión vana te hago el amor de manera excesiva, como las mismas fieras, unas veces en ternura exagerada, otras en ardiente deseo mudo y así solamente me pierdo en lo recóndito de tu corazón nocturno a la orilla del mar.
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