Alguna vez, quizá con la magia de los vivos, tenías un corazón en el espacio izquierdo de tu cuerpo, alguna vez maticé las nubes color mandarina, exprimí su textura y su fragancia, su exótica levedad, llegaste a ser india en mi casa de sándalo y colores vibrantes, alguna vez también creí que los aviones eran tan veloces como los pensamientos y las sonrisas, algunas veces paso la página como si nada importa más que la poesía. Por eso pinto. Y recuerdo que en 1930 no habíamos nacido, no existían los tutoriales de you tube para hacer sopa. No encuentro el manual de instrucciones y no eres tan espontáneo como para sorprender mientras cuelgo de arbolito de limones, te parecés mas los limones del supermercado predecible, el vértigo queda en el imaginario, y los duendes se espantan cuando le aúllas a la luna, Yo sigo en mi levitar de pinceles. Amando a quienes aman. En mi isla yo, aplastándome bajo un ego de piano.
A. M.
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