Mi nariz en medio del rostro, mis
ojos de pestañas quemadas por las risas despiertan otra vez a la misma hora de
la sed, de la luz, del olvido, una pequeña piedra blanca envuelta de mi mano,
entre mis dedos se desliza siendo la capital de la luna y otros planetas que
giran por la órbita de todos tus ojos abiertos y cerrados.
La memoria válgame
Dios, quiere plancharme la ropa con los ganchos sobre el ropero, y una pequeña estrella de
esas pintadas en la pared cambia de un lugar a otro y se esconde cuando las
cuento. A mis ochenta años camino, pienso y tengo mis recuerdos intactos, mis
pinceles son víctimas de viejas manías de mis primeros años de la infancia, abro la mano escondo la piedra, y el pequeño árbol del jardín no es
pequeño, los perros siguen dormidos tras las puertas.
de Teoría del Caos de Ana Mendoza
2017
Modelo Sara Parilli.
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