Recuérdeme con la piel desgarrada hasta las entrañas con libélulas y pasajitos de tierras soñadas con un grito a lo lejos de una montaña con la luces encendidas hasta el alma con un recelo perdido en la mirada con lluvia fresca de una tarde extraña con las ojeras hundidas de trasnocho y amaneceres con amantes en luna llena los primeros días de noviembre
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