Los procesos revolucionarios tienen momentos estelares, producen situaciones que no se pueden predecir, ni aún con el ejército de expertos que debe tener el imperio a su servicio, y por eso, jugar con los alzamientos populares en momentos de revolución, cuando las condiciones están dadas para la caída del neoliberalismo mundial, es un riesgo que sólo corre el imperio cuando ya no le queda otra alternativa. Si vemos la situación a la luz de procesos análogos que han ocurrido en la última década, podremos encontrar un patrón, y a partir de él, pudiera presentarse el siguiente escenario:
· El imperio logra controlar la revuelta, pone un gobierno títere y estabiliza temporalmente la situación del Medio Oriente.
· El pueblo ya tendrá la experiencia de lo que es tumbar un gobierno, y no se quedará tranquilo. La capa se le incendiará una y otra vez al imperio y, en menos de una década, el panorama político en el Medio Oriente habrá cambiado radicalmente.
· En Egipto, con la presencia de los Hermanos Musulmanes, si sus dirigentes son consecuentes con sus principios, la situación podría ser dura para yanquis y sionistas.
· Otros países africanos tomarán el ejemplo. Nada tan incendiable como esas praderas africanas, después de más de quinientos años de saqueo, esclavitud y miseria.
· La situación en Europa también se hace explosiva, y algo pudiera cambiar en algunas de esas naciones que tienen todo previsto, que fumigan la disidencia y la adaptan a sus conveniencias. Que pudo asimilar hasta a los socialistas y “comunistas”, reduciéndolos a simples declaraciones.
· La nave imperial comienza a hacer aguas en los propios Estados Unidos, porque ya no pueden sostener el “american way of life” y han lanzado a la calle y a la pobreza a demasiada gente, que estaba acostumbrada a vivir el mítico sueño americano. Y eso no sólo duele, sino que le duele a un pueblo que está armado hasta los dientes. Sin incluir, por ahora, la extraordinaria fuerza en que pueden convertirse los inmigrantes acorralados, si se organizan.
EL HARPA DEL DIABLO
Es vox pópuli que, por razones bélicas, el imperio ha estado manipulando algunas fuerzas de la naturaleza, para atribular aún más a aquellos países que no hacen lo que ellos quieren. Tal vez puedan manipular el curso de un huracán, pero no pueden crearlo condenar a la sequía o a la inundación a países enteros, pero como en el caso de Venezuela, es reversible. Con una pequeña explosión en una falla geológica, pudieran producir un terremoto de consecuencias incalculables, incluso para ellos.
Pero el planeta es un cuerpo vivo e inteligente que pudiera estar harto de que la humanidad se deje dirigir por lo peorcito que ha producido, e intervendrá para restablecer el equilibrio.
Porque quien siembra vientos, cosecha tempestades.
NOTA: Ante el presunto sabotaje de nuestra industria militar, debemos estar mosca, porque el pueblo es quien, en último caso, confronta a todos los que quieren arrebatarnos lo que hemos logrado. Venezuela no debe entrar en las llamas.
Articulo de: http://revistaislanegra.blogspot.es/i2011-01/
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