Sos, una línea que divide el norte del sur y los polos congelados, una fiesta inesperada de sorpresas retenidas, una obsesión en por qué le ponemos nombre a todo.
Sos, una línea que divide mi tronco, cabeza y extremidades, un pícaro rechinar de zapatos nuevos, mientras juegas y me alcanzas en dos pasos.
Sos tan grande que me abrigas de un abrazo, que unes mi alma mi cuerpo y corazón, borrando las líneas del meridiano.
Sos, las 12 en punto, cuando el sol me avisa, faltan menos horas para volver a vernos por la tarde, y cuando me mires, me habrás extrañado, cuando me hables me derritas, me desmayes.
Sos, camino de risa sin calma, atontada aun por tus besos de la mañana, intrépidos tus labios de moras maduras, sobre tapices rojos frescos.
Cómodamente en el sofá me reclinó hacia tus ojos, disimulo para no saturar, intentando responder a tus palabras, a mis deseos, a tus manos prisioneras de las mías.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario