Estoy amoblando tu mundo, mis ojos descubren tu
presencia enfocando al cielo, dejas caer destellos de mi trova extasiada,
mientras revives el firmamento resfriado. Miro bien estas lanzas que dejaste en
mi armadura, ese infinito mundo perdido debajo de los árboles del bosque,
parece que ha ido a parar al mar de mis ojos, y no para de llover… amparando
tus labios mientras de nuevo te pregunto. ¿Cómo vives sin mí?
El arco de mi sonrisa se junta con tu supuestos
besos, tantos años, tanta espera, a la vez que te habla el color blanco y negro
del espacio, cuando la memoria sueña atada a ti, ese clip donde quedamos
mirándonos frente a frente, mientras subida a una silla me veo más alta que tú.
Te abrazo vanidosa y la paciencia frágil me abandona por completo,
me desespera quererte tanto y tanto cuando te arrimas ingenuo a tu colección de
pianos, silencios y acordes haces dudar a las hadas.
Lejos de todo ser mortal, me tomas por un momento…
paralizándome, separándome de la realidad, atándonos a la misma estrella, y te
advierto que aprendo a volar si tú me enseñas, que no sé nada de nada y que
esta noche es una noche nueva.
Siendo uno aprendo de nosotros, en el misterioso
padecimiento del corazón que ama. Estoy temblando ante tu mirada, como la
primera vez, como la última, y no logro entender cómo ni cuándo, ni de qué modo
me enamore así de ti, con este recelo de parecer tan tonta.
¿Y es así el amor?,… cuando sin control algunos nos dejamos llevar, y la
razón al fondo del mar, con todo lo demás que no necesito cuando estoy contigo.
Francamente te pregunto otra vez, si me quedaré
muda al mirar tus ojos, si en defensa del amor ¿volveremos a despedirnos?, si
estando tan lejos moriremos de sed y de frio, mientras espero que sin miedo
vengas a colocar tú mismo, el corazón en mis manos.
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