Me robaste el azul oscuro
de las noches largas,
los colores tristes de mis taras
y en una lluvia de emociones
me llenas de besos inesperados
a los que aguardo en la tibieza
de tus labios temblorosos.
Tus ojos se han quedado adheridos
elevo la mirada, siguen sobre mi
repaso una a una tus pupilas
como la selva misma
vienen los míos quedándose en ti
confiesan a tu mirada victoriosa
que te amo.
Creando sonrisas
que erizan la piel
ideando un mundo para los dos
para aquello que no encuentro en las palabras
y te enamores de mi
en un soplo de corriente fresca
justo en nuestro espacio total.
Donde un día tomaste
entre tus manos mi corazón
sobre tu rostro cálido
las estrellas de fiesta
ya no puedo evadirte
porque no sabría cómo
ir a donde no te encuentres.
Al amanecer me rozas tu nariz
reapareces a besarme de sorpresa
haciéndome amar todo en ti
y se dilata mi alma cada día
disparando, iluminando,
mirándome atento
de vuelta a la vida.
Cuando cierro mis ojos estas
tu luz no me deja a la deriva
contigo no hay oscuridad
mientras traspasas frente a mí ser
sin poder decirte no.
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