Te disolviste en mi tan lejos como si no existieras, bañando cada milímetro de mis costados, enseñé a mi alma tu ausencia, a iluminar fogatas a la memoria. Ni duelo ni sombras. Sin esconder la idea vaga de mi amor callado, con todos los objetos dispuesta a amputarlo, pero como buen gato, con todas sus vidas tolera las horas perdidas, las noches negras, las madrugadas desencajadas de utopía renovadas, los barrotes ventanas, la espera y la duda de hallarte y tal vez desmayar de la emoción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario