Con ayuda de ese talento que tienes para llegar a mis rincones, con tus pupilas abiertas atentas y expresivas, a inundarme y a divertirme de esos días de aguda lluvia… de los canalillos en las mejillas cuando las lagrimas punzan y duelen menos que simular las sonrisas, a que ser tan intensa como un sol de mediodía, es una ventaja, un regalo de la vida, un Don que Dios me ha dado y que en medio de todos los seres que conoces hacen la diferencia que tanto amas, que aun bajo la lluvia te recuerde el sol y en la memoria te acompañen mis sonrisas, me has enseñado que podemos reírnos de la teclas rotas y de todos los pianos sobre la cabeza. Te adueñas de mi mundo de palabras como un vicio, y volvemos a este círculo donde somos uno que lee y escribe… que escribe y que lee.
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