Caminamos en silencio, hace rato que no oyes mi escandalosa risa ni yo veo tu callada sonrisa. Me tomas de la mano como si me fuera a desvanecer, y creímos que nadie nos vería tan absortos en la mirada tuya y mía, en medio del silencio aparente nuestras almas gritan y se miran.
Los dos sabíamos que tendríamos que separarnos,. Intento robar los minutos que nos quedan para que el tiempo deje de ser nuestro al reloj, pero como siempre, se me escapan y el tiempo no se para. Te detienes y me abrazas. Tu olor por mis poros me gusta.
Veo como tu boca pronuncia esas temibles palabras "de la despedida". Me observas atento, como siempre haces; tengo ganas de llorar y tú lo sabes, no puedes soportarlo. Me abrazas de nuevo, me apartas mi cabellera salvajemente divertida…y me recuerdas a las zucaritas de Kelloggs con cuidado y me das un suave beso. Y entonces te vas. Quise salir corriendo tras de ti, pero sabía que llevabas tu corazón frágil y ruidoso y no quise voltear a mirarte otra vez.
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