Nací en Caracas, Venezuela mi educación se generó a partir de vivencias muy diversas e intensas, a través de este viaje perenne que me ha llevado a diferentes partes del mundo íntimo y del mundo exterior, caminos que me han dejado, dejan y dejaran experiencias únicas al lado de momentos particulares, llenos de búsquedas por un mundo utópico, riesgos propios de la lucha por una sociedad radicalmente distinta a la que me ha tocado vivir, lecturas de libros, visión del mundo a través de la mirada congelada de otros que han fotografiado lo humano y lo divino, la lucha por la justicia, la riqueza y diversidad cultural de los pueblos, la poesía con el drama de la existencia de los hombres, la música y la sonoridad de las emociones de los seres, el cine como forma sublime y mágica. Todo esto subvirtió mi conciencia sumado a lo vivido día a día como fotógrafo que ha entendido de la necesidad de contribuir con mis foto-grafías (escrituras con luz) con la paz, la tolerancia, el respeto y la solidaridad entre los hombres; todo ha conspirado para revelar una visión, un compromiso, una búsqueda que ha impulsado mis emociones que han generado sueños y acciones, en el intento de contar el mundo que me ha tocado vivir, a partir de mis pequeñas imágenes que toman el riesgo por un mundo más humano.
Mis padres sembraron en mi ideas de libertad y justicia, la creación como una forma de compromiso humano, libertad y disfrute, ellos han sido a lo largo de su vida soñadores alocados, salieron de un pueblo mágico llamado Escuque en el Estado Trujillo, Venezuela, militantes políticos contra la dictadura, estudiantes universitarios de primera se graduaron con honores en la Universidad Central de Venezuela, como Antropólogos se fueron tras el indigenismo como fe, esto nos llevó a vivir a el Alto Capanaparo del Alto Apure al lado de los Indios Pume y en la Alta Guajira con los indígenas Wayuu, lo cual fue para mí una experiencia reveladora en el conocimiento de la riqueza cultural de estos hombres, vistos desde nuestra sociedad moderna como salvajes, allí tomé conciencia de las tremendas injusticias a las cuales son sometidos. Luego la lucha armada gesta utópica vivida a todo riesgo.
Momento para seguir actuando, la fotografía ha significado para mí, un arma, un recurso, un instrumento para decir, para dar voz a quienes por razones de la injusticia secular, están marginados, minorías étnicas, minorías sexuales, marginados sociales, pequeñas historias que construyen nuestro mundo y que no le interesan a los grandes medios.
Realizo diversos talleres con fotógrafos y documentalistas de Venezuela, México, Argentina, ICP New York USA.
Amante de la luz y la sombra, todo ha contribuido a alimentar mi pasión por lo social.
Lo visual, me han lo llevado a sentir la fotografía y el cine, como una forma de expresión única, subversiva, liberadora, de lucha, como una forma de tomar partido en la vida y definitivamente ha alimentado el sueño de contribuir a partir de mis foto-grafías, para contribuir a cambiar las injusticias actuales de nuestro tiempo.
Soy básicamente un fotógrafo del gesto humano, documentalista de los márgenes, outsider, amante del amor y sus placeres, padre de mis hijos que amo, la noche cobija mis días, camino y disparo, tras el rastro humano y sus esencias.
He viajado a través Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina, Costa Rica, Bolivia, Panamá, Nicaragua, El Salvador, España, Alemania, Libia, Marruecos, México y Estados Unidos.
Insisto con mi compromiso con la creación de una identidad visual, con una forma propia de contar el momento, que me ha tocado vivir y las circunstancias que confronto. Soy actor de mi tiempo, estoy cerca de las pequeñas historias universales, de las luchas de los pueblos. Para mí la fotografía es sólo un pretexto del cual me valgo para acercarse al ser humano, su poesía, su gesto y su tiempo.
Francisco Elías Prada
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